XXV Peregrinación de Hermandades y Cofradías de la Vera Cruz

La ciudad de Zamora acoge durante los próximos días 27 y 28 de septiembre la XXV Peregrinación Nacional de Hermandades y Cofradías de la Vera Cruz. Con motivo de las bodas de plata de este acontecimiento el “Lignum Crucis” de Santo Toribio de Liébana vendrá a Zamora para presidir los actos de la peregrinación.
Los actos de la XXV Peregrinación comenzarán el sábado 27 de septiembre por la tarde con la acogida de los peregrinos venidos de diversos lugares de España. A todos ellos se les hará entrega del kit de peregrino y se les ofrecerán varias visitas guiadas por la ciudad. Al caer la tarde tendrá lugar la recepción oficial del “Lignum Crucis” de Liébana que recibirá el culto apropiado en una iglesia de la capital. A la nueve de la noche tendrá lugar un concierto en la S. I. Catedral a cargo del grupo músico vocal Alollano que interpretará obras de temática religiosa popular.
El domingo 28, a las 9 de la mañana las cofradías asistentes se concentrarán en la Plaza Mayor de Zamora para participar en la procesión que saldrá una hora después de la iglesia de San Juan de Puertanueva, sede de la cofradía de la Vera Cruz de Zamora, en dirección a la Catedral. Allí tendrá lugar la eucaristía presidida por el obispo de la diócesis. Los actos continuarán con una ofrenda floral a la Dolorosa de la Vera Cruz en la capilla del convento de las Marinas y una comida de fraternidad. Por la tarde tendrá lugar la despedida oficial de la reliquia de la Cruz de Cristo que regresará a su monasterio de Santo Toribio de Liébana en Cantabria. A continuación saldrá una procesión de regreso desde la Catedral hasta el Museo de Semana Santa donde se guardarán los pasos de Santa Cruz y del Nazareno de la Vera Cruz.
Todos estos actos irán precedidos del Congreso Internacional de Cofradías y Hermandades de la Vera Cruz que se celebrará entre los días 25 y 27 de septiembre. También es los últimos días de septiembre podrá contemplarse una exposición titulada “El árbol de la Cruz” que estará abierta en el Museo Etnográfico.

El lignum crucis
Parece ser que este fragmento de la cruz de Cristo fue traído a España por Santo Toribio de Astorga, un sacerdote que vivía en Jerusalén donde se encargaba de custodiar las reliquias del Santo Sepulcro. Lo trajo a Astorga junto con otras reliquias y el permiso del patriarca de Jerusalén, hacia el año 448, diócesis de la que el Papa León San León Magno le había nombrado obispo ese año. En Astorga permaneció el “Lignum Crucis” al menos hasta los primeros años del siglo VIII. Como tantas reliquias de la España cristiana, durante la invasión musulmana el “Lignum Crucis” fue trasladado hacia el norte buscando un lugar más seguro que encontró al abrigo de las montañas, en el valle de Liébana. Allí fue llevado el fragmento de la santa Cruz junto con las otras reliquias jerosolimitanas traídas por Santo Toribio y los restos del santo obispo asturicense.
El palo vertical mide 635 mm. y el horizontal 393 mm. El ancho oscila entre los 38 y los 95 mm., con un grosor medio de 15 mm. Estas medidas hacen del “Lignum Crucis” de Liébana el mayor fragmento de la cruz de Nuestro Señor Jesucristo que se conserva actualmente en el mundo, de mayor tamaña incluso del que se custodia en el Vaticano. El leño fue analizado en Madrid por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y las conclusiones fueron las siguientes: los estudios microscópicos realizados atestiguan que se trata de un ciprés «sempervivens L» abundante en Palestina. La edad de la madera es extremadamente vieja, y nada se opone a que alcance una edad superior a los dos mil años. Pudo pertenecer por tanto a la cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
Por un inventario realizado en el monasterio, sabemos que en el siglo XIV la cruz ya estaba custodiada en una arqueta de plata. A mediados del siglo XVI la reliquia fue serrada en dos partes para colocarla en forma de cruz. Actualmente se encuentra incrustada en un relicario de plata dorada con forma de cruz y cabos flordelisados, de tradición gótica, realizada en un taller vallisoletano hacia el año 1679, reformado en 1801 y de nuevo en 1906, 1947 y 1972.

Salidas del monasterio
Desde que fue llevado al monasterio de Santo Toribio de Liébana hacia el año 714, el «Lignum Crucis» apenas ha salido de aquel valle. Una vez al año se traslada desde el Monasterio a la iglesia parroquial de San Vicente Mártir, patrono de la villa de Potes. Este traslado se hacía el 22 de Enero, memoria litúrgica de ese santo mártir, pero actualmente este traslado se efectúa el Domingo de Pascua.
Fuera de Liébana, el «Lignum Crucis» fue trasladado por primera vez en 1957, para presidir una Santa Misión en la ciudad de Santander. Con esta ocasión se concedieron a la reliquia los máximos honores militares. Desde entonces ha realizado otros siete viajes: a Madrid, a Astorga, de nuevo a Santander en tres ocasiones, y a Sevilla en 1992 para presidir la clausura del Congreso Mundial de Hermandades de la Vera Cruz. Ahora 16 años después de su viaje a Sevilla vendrá a Zamora en el atardecer del día 27 de septiembre de 2008 para participar en los actos de la XXV Peregrinación Nacional de Hermandades y Cofradías de la Vera Cruz.

Liébana y los custodios de la reliquia
En el año 2000 jubilar Mª José y yo fuimos a Santo Toribio de Liébana a visitar este lugar santo, uno de los 4 del mundo después de Jerusalem, Roma y Santiago de Compostela.

A 315 km. kilómetros de Zamora, el Monasterio de Santo Toribio de Liébana se encuentra enclavado en el corazón de los Picos de Europa en la comarca de Liébana, a dos kilómetros de la localidad de Potes. Allí se establecieron los benedictinos durante la Edad Media destacado el famoso Beato autor de sus comentarios al Apocalipsis en litigio con el obispo Elipando de Toledo. Los benedictinos estuvieron en Santo Toribio hasta la desamortización de Mendizábal (1836-1841). El monasterio pasó entonces a la diócesis de León y desde el primero de Mayo de 1956, tras la reforma de los límites diocesanos, se incorporó a la diócesis de Santander. Desde el mes de Abril de 1961 los franciscanos se hicieron cargo del Monasterio y con notable celo han promocionado las actividades apostólicas y dado importante auge a los Años Jubilares para que sean una manifestación de fe.