El ayuno que Dios quiere es éste: que sueltes las cadenas injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las opresiones, que compartas tu pan con el hambriento, que hospedes a los pobres sin techo, que proporciones ropas al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes. Entonces brillará tu luz como la aurora y tus heridas sanarán en seguida, tu recto proceder caminará ante ti y te seguirá la gloria del Señor. Entonces invocarás al Señor y él te responderá; pedirás auxilio y te dirá: “Aquí estoy”.
Oración
No me gusta, Señor Jesús, esta sociedad que he recibido. No acepto sus sistemas, ni sus estructuras opresoras. Mi grito, Señor, es contra la ley que esclaviza al hombre.
Quiero fuerza interior para comprometerme en el mundo de los que sufren; dejar de decir sólo palabras y mojarme en hechos. Quiero ser voz del hombre amordazado. Y manos del amarrado.
Quiero ser el grito de los hombres que son explotados.
Ayúdame a vivir tu Evangelio en este día.
Amén.
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