El "escándalo" y la "necedad" de la Cruz están en el hecho del Amor de Dios mientras otros solo ven fracaso, dolor, derrota, porque la Cruz es expresión de amor y el amor es el verdadero poder que se revela precisamente en esta aparente debilidad. Para los judíos la Cruz es skandalon, es decir, trampa o piedra de tropiezo, la Cruz contradice la esencia misma de Dios. Por tanto, aceptar la Cruz de Cristo significa realizar una profunda conversión en el modo de relacionarse con Dios. Si para los judíos el motivo de rechazo de la Cruz se encuentra en la Revelación, es decir, en la fidelidad al Dios de sus padres, para los griegos, es decir, los paganos, el criterio de juicio para oponerse a la Cruz es la razón. Para estos últimos, de hecho, la Cruz es moría, necedad, literalmente insipidez, alimento sin sal; por tanto, más que un error, es un insulto al buen sentido.
Para los cristianos la fuente de la cruz es salvación de Dios. Si sólo nos paramos a pensar en nuestros dolores, sufrimiento e ira estamos cayendo en la misma necedad que los ateos. Tomar la cruz y seguir a Cristo es, como dice San Pablo, un poder que solo con la fe se lleva hacia adelante. Debemos revisar nuestra alma para determinar si estamos cayendo frecuentemente en enojos o en acusaciones que nos puedan llevar a ser necios o llegar aún a la insensatez de corazón.
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