Jesús sube al monte y elige a quienes habrán de acompañarlo, a quienes instituirá, dándoles el poder de expulsar el mal y que reine el bien. Elige a sus 12. Un número de profundo simbolismo para los judíos, para la historia sagrada. Era como escoger a un representante de cada pueblo, y así todos nos sentiremos representados. Es decir que nadie se quede sin estar representado, que nadie se quede sin guía, sin pastor. Es con este grupo que habrá de fermentar la masa universal, la humanidad entera, el TODOS UNO. Es a partir de entonces que la Iglesia crece y se expande por todo el mundo. Claro, todavía tenía que pasar Jesús por su pasión, muerte, resurrección y ascensión, para que, fortalecidos con el Espíritu Santo, los enviara por todas las naciones a bautizar, sanar y dar la Buena Nueva.
me encanta tu blog es muy hermoso gracias por colocar todas esas reflexiones me hizo pensar mucho ya que Dios siempre se me presenta y aveces le doy la espalda y cuando yo lo necesito a el el siempre me da la mano...hay que estar muy atentos y nunca darle la espalda
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