domingo, 8 de abril de 2007

Somos caminantes de Emaús

La muerte de Cristo acabó con la comunidad que se había congregado en torno a él. No sólo frustró las esperanzas sino que también destruyó la primera fe que habían tenido los discípulos. Testigos de esto son Mc 15,50 (fuga de los discípulos), Lc 24,21 (los caminantes de Emaús refieren la decepción experimentada por el fracaso de la salvación que esperaban de Jesús) y Jn 20,19 (miedo de los discípulos ante los judíos). Después de la prisión y muerte de Cristo no se quedaron en Jerusalén. No disponían de medios de vida para ello y además temían ser apresados. Históricamente las apariciones se dieron por vez primera en Galilea. Esto supone que los apóstoles ya se encontraban allí de vuelta a sus quehaceres.

Ahora que hemos vivido intensamente la cuaresma, hemos acompañado a Cristo por las calles, en nuestras casas e iglesias y hemos celebrado la Resurrección, ¿Volveremos a nuestras casas a esperar que se nos presente en Galilea ese Cristo resucitado? ¿O en cambio iremos a descubrir y a llevar a nuestra vida cada momento de Vida Nueva con Él?

Reflexiones inducidas por la lectura de LEONARDO BOFF.

PASION DE CRISTO-PASION DEL MUNDO

SAL TERRAE. Col. ALCANCE 18SANTANDER 1980.Págs. 271-279

No hay comentarios:

Publicar un comentario