lunes, 9 de abril de 2007

Y después de la Pascua... predicar la cruz para...

Comprometerse a fin de que exista un mundo en el que sea menos difícil el amor, la paz, la fraternidad, la apertura y la entrega a Dios. Esto implica la denuncia de situaciones que engendren odio, división y ateísmo en términos de estructuras, valores, prácticas e ideologías. Implica también el anuncio y la realización, por medio de una praxis comprometida, del amor, la solidaridad y la justicia en la familia, en las escuelas, en el sistema económico, en las relaciones políticas.
Este compromiso acarrea como consecuencia crisis, confrontaciones, sufrimientos y cruces. Aceptar la cruz proveniente de esta lucha y cargar con ella lo mismo que cargó con ella el Señor, en el sentido de soportar y sufrir en razón de la causa y de la vida que llevamos, forma parte de ese compromiso.

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