Las virtudes humanas son actitudes firmes, estables y a disposición de seguir perfecccionando la inteligencia y la voluntyad de seguir amando a Dios. Debemos tener presentes nuestros actos, ordenar nuestras pasiones y dejarnos guiar a mover por el Espíritu en nuestra fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.
Las virtudes son el fruto de los esfuerzos y el gérmen que potencia al ser humano para estar en armonía con el amor divino. Son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
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