Queridos Hermanos:
Somos un Grupo de matrimonios (cuatro parejas) que un día, hace ya algún tiempo, tuvimos la suerte de encontrarnos en la misma situación en la que estáis hoy cada uno de vosotros.
Muchas personas en los diferentes lugares y momentos en los que vivimos nuestro Cursillo ofrecieron sus oraciones y sacrificios por todos y cada uno de nosotros. Gracias a ellos, el Señor derramó su gracia e hizo posible nuestro encuentro con Él.
Nuestras circunstancias actuales –entre todos tenemos 10 niños (4-2-2-2) y el mayor tiene 7 años-, nos invitan a vivir nuestra vida especialmente centrada en ellos. Son maravillosos regalos que el Señor pone en nuestras manos para que poco a poco, contando con Él, les ayudemos a llegar a ser auténticos hombres y mujeres del mañana. Muchos de vosotros, por experiencia, sabéis que esta tarea no es fácil. Son muchas las dificultades que encontramos en el día a día y a veces nuestro ritmo de vida no nos permite estar-ser con ellos tal como el Señor quiere.
Estoy seguro que durante este fin de semana se nos presentarán muchas situaciones en las que nuestra actitud y respuesta a sus necesidades debería ser la que Jesús tendría con ellos: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Y ello, a pesar de nuestros cansancios, preocupaciones o apetencias personales. Este es nuestro compromiso con todos vosotros.
Para ello contamos con el apoyo de María, que como Madre ejemplar de todos nos iluminará y presentará estos pequeños gestos de amor-entrega con nuestros hijos como frutos auténticos para el bien de todos vosotros y del Cursillo.
Somos un Grupo de matrimonios (cuatro parejas) que un día, hace ya algún tiempo, tuvimos la suerte de encontrarnos en la misma situación en la que estáis hoy cada uno de vosotros.
Muchas personas en los diferentes lugares y momentos en los que vivimos nuestro Cursillo ofrecieron sus oraciones y sacrificios por todos y cada uno de nosotros. Gracias a ellos, el Señor derramó su gracia e hizo posible nuestro encuentro con Él.
Nuestras circunstancias actuales –entre todos tenemos 10 niños (4-2-2-2) y el mayor tiene 7 años-, nos invitan a vivir nuestra vida especialmente centrada en ellos. Son maravillosos regalos que el Señor pone en nuestras manos para que poco a poco, contando con Él, les ayudemos a llegar a ser auténticos hombres y mujeres del mañana. Muchos de vosotros, por experiencia, sabéis que esta tarea no es fácil. Son muchas las dificultades que encontramos en el día a día y a veces nuestro ritmo de vida no nos permite estar-ser con ellos tal como el Señor quiere.
Estoy seguro que durante este fin de semana se nos presentarán muchas situaciones en las que nuestra actitud y respuesta a sus necesidades debería ser la que Jesús tendría con ellos: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Y ello, a pesar de nuestros cansancios, preocupaciones o apetencias personales. Este es nuestro compromiso con todos vosotros.
Para ello contamos con el apoyo de María, que como Madre ejemplar de todos nos iluminará y presentará estos pequeños gestos de amor-entrega con nuestros hijos como frutos auténticos para el bien de todos vosotros y del Cursillo.
Kiko Ruiz
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