domingo, 11 de noviembre de 2007

Los dones de Dios

Si los primeros cristianos venían de ambientes muy diferentes, con usos y costumbres diametralmente opuestos los unos a los otros, nuestra comunidad no es más diferente a ellos. Y eso es lo que nos hace ser fraternos, viendo en ella la comunión en el mismo cuerpo de Cristo como cuerpo unido de la Iglesia.
Y cuando la sociedad es selecta en las relaciones y busca lo mejor que les une y desecha al resto, a mi entender de cristiano la unidad de la Iglesia queda así establecida en su más profundo nivel. Aquel a quien no acepto, aquel que me pone los nervios de punta, aquel que tiene opiniones enteramente opuestas a las mías, aquel que me hace sufrir... ¡es un «miembro de mí mismo»! somos «miembros los unos de los otros».
Según la Gracia de Dios, hemos recibido dones «diferentes».¡No nos parecemos! Tanto mejor. Somos «diferentes».Tanto mejor. Ha sido hecho adrede. Dios lo ha querido así. Es un don de Dios. Pero, en conjunto, no nos gusta.
Así que, Señor, al igual que Pablo le preocupaba en sus comunidades las diferencias porque comenzaban las rivalidades:
Concédeme, Señor, no humillar los «dones» de los demás...Concédeme, Señor, no humillar a los demás con mis propios dones...Concédeme poner todos mis dones al servicio del conjunto. Ayúdanos, Señor, a descubrir y a valorar los dones de los demás... a ayudarlos a desplegar su personalidad, a ocupar su lugar en la comunidad.
Dedico un rato a descubrir los «dones» de los que me rodean... Mantengámonos unidos los unos a los otros con afecto fraterno... AMEN

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Noticias TV Iglesia