domingo, 7 de diciembre de 2008

María como referente de vida

La Santísima Virgen no es la única que ha sido elegida por Dios; cada uno de nosotros también lo ha sido. La razón por la cual María es bendecida de esta forma extraordinaria por el Señor, es por la misión que a Ella se le iba a entregar: la de ser la Madre del Redentor. La razón por la cual cada uno de nosotros es bendecido por Dios es porque también tenemos una misión muy especial de cara a nuestro mundo, de cara a la propia familia y de cara a la sociedad en la que vivimos.
Yo creo que la actitud de la Santísima Virgen ante la misión que se le propone, también la podríamos aplicar a nosotros. María, cuando oye las palabras del ángel, se preocupa mucho y se pregunta qué querría decir semejante saludo. María le pregunta al ángel cómo se va a realizar el plan de Dios, siendo ella virgen. Sin embargo, la Santísima Virgen ofrece su persona a Dios como la esclava del Señor para que se cumpla en Ella lo que se le ha dicho.
Esas tres actitudes de la Santísima Virgen, podrían también ser tres comportamientos nuestros. Cada uno de nosotros, cuando Dios manifiesta su plan en nuestra vida, también puede sentir preocupación, inquietud, incluso miedo. “No temas María”, le dirá el ángel. También en nuestro corazón, cuando vemos lo que Dios nos pide, cuando vemos con claridad el designio de Dios para nuestra vida, puede surgir miedo, porque muchas veces lo que Dios nos pide va en contra de lo que habíamos planeado.
Nos vamos a dar cuenta de que muchas cosas no estaban dentro de nuestros planes. Y cuando de pronto te encuentras con algo que no está dentro de tus planes, te puede preocupar, te puede incluso molestar. Sin embargo, hay una cosa muy clara: muchas veces perdemos el dominio de nuestra vida y se lo tenemos que dejar a Dios. ¿Qué pasa cuando se lo tienes que dejar a Él? ¿Qué pasa cuando Dios te dice “el control lo quiero yo”? Y quiero que me entregues esto de tu vida...; esto de tus hijos...; esto de tu matrimonio...; esto en el ámbito material...; esto en el ámbito social...
El punto importante es si le ponemos a Dios el sí por delante. “¿Cómo va a ser...?” Tú me lo vas a decir, Tú me vas a guiar, Tú vas a estar a mi lado. Sin embargo, cuántas veces pensamos que nuestros planes personales son mejores que los de Dios; que nuestros criterios personales, son mejores que los del Señor. Nos olvidamos de que el camino de María es un camino en el que Ella siempre está dispuesta a decirle a Dios “sí”.
La tercera actitud de la Santísima Virgen María es una actitud de una ofrenda total: “He aquí la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”. Ante los conflictos internos de más generosidad, más sacrificio, más entrega, más oración, más perdón a los demás, tenemos que repetir las palabras de María Santísima: “Aquí está la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”. Dice San Pablo: “Hemos sido elegidos, en Cristo, para ser santos e irreprochables”.
Permitamos, entonces, que toda nuestra vida vaya caminando, como en la vida de María, con estas tres actitudes: La actitud de querer encontrar la voluntad de Dios, sea ésta cual sea. La actitud de no poner restricciones a la voluntad de Dios, sea ésta cual sea. Pero sobre todo, la actitud de entregarse con plena y madura libertad al camino de Dios, por donde Él nos vaya llevando.

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