lunes, 11 de enero de 2010

Hay que salir del iglú

Este artículo de Monseñor Fernando Sebastián aparecido hoy en Alfa y Omega os los ofrezco como reflexión del Movimiento de Cursillos de Cristiandad.

Hoy necesitamos personas que vivan la Eucaristía, que valoren el Evangelio, que vibren con él, que dediquen tiempo, el sábado o el domingo, a practicar obras de misericordia, a visitar enfermos, a atender a inmigrantes, a hacer lo que haya que hacer para practicar efectivamente los mandamientos del Señor. Tenemos que ahondar en la autenticidad de los sacramentos, y en la Eucaristía.

La Eucaristía dominical es la matriz, donde la comunidad cristiana se hace cristiana y se hace comunidad. Por eso no se concibe esa figura del cristiano no practicante. Es como decir: Soy futbolista no practicante: nunca voy al fútbol, ni juego, ni sé lo que es un balón, ni distingo un delantero de un defensa. Entonces, ¿qué clase de futbolista eres? Sobre todo, hemos de ahondar en dos sacramentos: Bautismo y Matrimonio. Bautizamos a los niños, con la condición de que alguien les ayude a conocer su Sacramento. Preguntamos a los padres: ¿Qué queréis para vuestros hijos? Y responden: La fe. Y habría que añadir: ¿De verdad? El padrino, la madrina y vosotros ¿estáis dispuestos a ayudar? Porque a lo mejor el padrino y la madrina no van nunca a la iglesia, y se busca a una madrina porque es prima o cuñada. En muchos casos, el Bautismo se toma a chirigota, y si quieres ponerlo en valor, puedes salir en los periódicos: Un párroco niega el derecho a ser madrina a una señora porque estaba divorciada y recasada.

Pero es que si una persona va a ser la educadora en la fe de este niño, ¡qué menos se puede pedir que sea un cristiano o una cristiana cabal! Si no es así, hay que decirle respetuosamente que lo deje. No podemos tomar los sacramentos en broma, y mientras la Iglesia no dé ese paso, no entraremos en una actitud evangelizadora.

Autenticidad de los sacramentos

Algo parecido pasa con los matrimonios: ¿cuántos matrimonios hay que vayan a casarse sacramentalmente, creyendo de verdad en la indisolubilidad del Matrimonio? La media de matrimonios canónicos en España es del 48%. ¿Cuántos, de ese 48%, no tienen ni noción, ni interés, hacen un cursillito de cuatro charlas y ya está?

Estamos tratando los sacramentos como cuando la sociedad era toda cristiana, y si ahora nos parecemos al cristianismo del siglo III, nuestra pastoral tiene que parecerse a la del siglo III: con un catecumenado serio, antes o después del Bautismo. El fruto del Bautismo es la conversión personal, y eso requiere de un proceso de catequesis. Hoy, en España, tenemos que plantearnos la autenticidad de nuestros sacramentos. Amablemente, sin romper la caña cascada, sin apagar la mecha que humea, pero sin falsificarlos. Por tanto, hemos de promover, en las parroquias y en los colegios, unas catequesis de conversión.

La catequesis es para que los catecúmenos se conviertan a Dios y a Jesús. Y la catequesis la hacen los catequistas, no los libros. ¿Qué catequistas tenemos? ¿Mueven el corazón de los chicos para que descubran la importancia de Jesús en su vida? Cuando estaba de obispo, los curas -que sufren mucho por estos problemas- me decían que estaban muy desanimados porque los chavales de Confirmación no perseveraban.

Y yo les decía: Sí que lo hacen: perseveran porque salen igual que entraron; porque no han vivido una crisis de conversión, ni se han dado cuenta de que ser cristiano requiere plantearse su vida y ver cómo ocupan el tiempo, qué clase de vida llevan, si viven en gracia de Dios o no, cómo responden de sus responsabilidades...

No está hecha nuestra catequesis para provocar una crisis de conversión. Eso lo hacen los Cursillos de Cristiandad, ¡así que ése es el modelo de nuestras catequesis!

No como en la Antártida

Hoy no podemos ceder a la tentación de cerrarnos en nosotros mismos y ser como las expediciones de la Antártida: vivimos en nuestro refugio, calentitos, sabemos que fuera están los osos blancos, y no salimos. Hacen falta cristianos preparados espiritual y culturalmente para meterse en una reunión de agnósticos y discutir con ellos amablemente. Tenemos que hablar con agnósticos, con ateos, con socialistas, y demostrarles que es más hermoso ser cristiano. Tenemos que ser capaces de mantener un tú a tú con los socialistas, y convencerles de que la santa ley de Dios, el Evangelio y la vida de la Iglesia es mucho más humana, digna, progresista y feliz que todo lo que nos predican.

Con amabilidad, sin enfadarse, pero con razones de tomo y lomo. Nuestra Iglesia se ve más asediada, más metida en el iglú, porque nos faltan esos cristianos y no somos capaces de salir para sostener un cuerpo a cuerpo con esas personas. Una parroquia misionera es una parroquia centrada en el Bautismo y en la Eucaristía, que tiene sus avanzadillas por el mundo para conectar con otras gentes, y que tiene un catecumenado de adultos que hace cristianos a la gente decepcionada que Dios quiera mandarnos.

Tenemos que rezar mucho para ser mejores y para que nuestra Iglesia se vaya poniendo en actitud vigorosa de misión. Para tener la humildad de reconocer la situación en la que estamos. Para ser diligentes y no tener pereza a la hora actuar, sin vivir de recuerdos. Y, sobre todo, hemos de tener confianza para luchar. Dios está con nosotros, y el Señor nos lo dijo: En el mundo tendréis luchas, pero yo he vencido al mundo.

+ Fernando Sebastián Aguilar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Miguel, la verdad es que te ha quedado perfecto.
¿cómo se puede mandar al página de facebook de Cursillos?
Un abrazo de colores
Fernando Parra

Jesús dijo...

Me ha gustado tu blog , y espero que siga funcionando mucho tiempo .
Soy de Córdoba y me llamo Jesús. Te invito a ver el blog de " Córdoba por el Derecho a la Vida " , que agrupa a más de 40 asociaciones de Córdoba en defende de los no nacidos

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