La primera característica de la Iglesia Católica es su unidad. El oficio y la persona del Papa significan que la Iglesia posee una cabeza suprema. Un solo depósito de la fe significa que tiene una sola serie de doctrinas para la Iglesia entera, sistematizadas ahora en el catecismo universal. Los católicos de cada continente en todo el mundo creen en los mismos artículos de fe. El derecho
canónico es el conjunto de leyes que gobiernan la Iglesia entera. El Código de Derecho Canónico de la Iglesia Occidental (Latina) es distinto al de la Iglesia Oriental (Bizantina), pero aún así ambos tienen una sola y misma fuente, el Papa, el legislador supremo. Ambas expresiones de derecho canónico coinciden en las partes fundamentales, para que se mantenga la continuidad. Seas un católico romano o católico oriental igualmente estás bajo la autoridad de una corte suprema, un legislador supremo, y un juez supremo —el Pontífice Romano, conocido también como el papa. Dentro de los ritos católicos los siete sacramentos, que marcan las siete etapas de desarrollo espiritual, son celebrados del mismo modo en todo lugar. El culto puede celebrarse en idiomas diferentes, pero solamente pan y vino pueden ser usados en cada Misa; nadie puede sustituirlos por alguna otra cosa, sin importar la cultura del lugar donde se encuentren.
Esa unidad en su liturgia, su doctrina y su autoridad es algo distintivo del catolicismo. Otras religiones también mantienen unidad en sus creencias y prácticas, pero el catolicismo es único en el sentido que tiene su unidad personificada en una sola persona, el Papa, quien garantiza que los mismos siete sacramentos se celebren correctamente en todo el mundo, que la misma serie de doctrinas sea enseñada en todo lugar, y que cada miembro, ya sea religioso, laico o clero, acepte la autoridad suprema del obispo de Roma.
Por ejemplo, la Iglesia Ortodoxa del Oriente, posee los mismos siete sacramentos en todo el mundo y una sola serie de leyes que la gobierna, pero el patriarca que gobierna sus iglesias —el patriarca de Constantinopla es el de la Iglesia Ortodoxa Griega y el patriarca de Moscú es el de la Iglesia Ortodoxa Rusa— tienen la misma categoría que la de los otros patriarcas de Alejandría, Jerusalén y Antioquía. Ellos tienen Sínodos, reuniones de obispos, pero ninguno de ellos es la cabeza suprema de los cristianos Ortodoxos en todo el mundo. Al patriarca de Constantinopla se le otorga un tipo de honor y respeto reverencial, debido a que su patriarcado se formó antes que el de Moscú, pero ello no le otorga una mayor autoridad que a los otros patriarcas.
Antes del cisma de 1054 los demás patriarcas consideraban al Papa como el patriarca de Occidente; se le dio el título, en latín, de Primus inter pares, que significa el primero entre iguales. Sin embargo, desde el cisma, la Iglesia Ortodoxa del Oriente ya no reconoce la autoridad suprema del Papa, siendo gobernada cada iglesia por su propio líder espiritual (el patriarca). Por otro lado el catolicismo tanto en Occidente como en Oriente, se mantiene bajo una misma serie de doctrinas, una sola manera de celebrar la liturgia pública y bajo la única y misma autoridad —el Papa. Aunque los siete sacramentos sean celebrados con pequeñas variaciones, dependiendo de si se trata de la iglesia católica de oriente u occidente, siguen siendo los mismos siete sacramentos.
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