“Jesús pregunta a sus discípulos: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’. La respuesta de Pedro es clara e inmediata: ‘Tú eres el Cristo’, es decir, el Mesías, el consagrado de Dios enviado para salvar a su pueblo. Pedro y los demás apóstoles, por tanto, a diferencia de la mayor parte de la gente, creen que Jesús no sólo es un gran maestro, o un profeta, sino mucho más. Tienen fe: creen que en Él Dios está presente y actúa. Inmediatamente después de esta profesión de fe, sin embargo, cuando Jesús por primera vez anuncia abiertamente que tendrá que sufrir y morir, el mismo Pedro se opone a la perspectiva de sufrimiento y muerte. Entonces Jesús tiene que reprenderle con fuerza para darle a entender que no basta creer que Él es Dios, sino que movidos por la caridad es necesario seguirle por su mismo camino, el de la cruz. Jesús no ha venido para enseñarnos una filosofía, sino para mostrarnos un camino, es más, el camino que lleva a la vida”
(Benedicto XVI, 13-09-09).
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