La resurrección de Jesús es la verdad más grande de nuestra fe. La resurrección del Señor es la realidad más importante de nuestra existencia humana porque es la luz que ilumina todo lo que somos y hacemos, sólo con ella podemos recorrer el camino de la vida abrazados a la cruz. La resurrección es también nuestro sostén en los momentos de prueba, errores y de tristeza. Esta es la visión fundamental de la vida del cristiano: hay que tomar la cruz para llegar a la Resurrección.
Pero no se trata de aceptarlo en general, sino de vivir la verdad de la cruz y de la resurrección del Señor cada día. Esto significa abandonar nuestro yo, desprendernos de nosotros mismos, aceptar la renuncia y optar por la vida recta en las situaciones de todos los días. Ser responsables de nuestra vida y hacerla fuente del Amor de Dios.
La vida cristiana sin sacrificio es un engaño y una mentira. Debemos de hacer nuestra vida SAGRADA (sacrificio). Jesucristo nos enseña que los momentos en los que damos nuestro sí a la renuncia y nos entregamos a hacer el bien a los demás son los momentos que podríamos llamar de verdadera vida y de resurrección.
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