Filiación quiere decir que se ha recibido la vida de un padre. Por eso se puede decir que todos los hombres son hijos de Dios. Pero el cristiano -cuando está en gracia- tiene un nivel más alto de filiación, una filiación más perfecta. Cristo eleva a una vida nueva a los que creen en El. Les hace participantes de la naturaleza divina, como dice San Pedro, los hace hijos adoptivos de Dios. Jesucristo es el «primogénito entre muchos hermanos» (Rom. 8, 29), expresión que quiere decir que el que cree en Jesús y rechaza el pecado, vive una vida nueva semejante a la de Nuestro Señor.
La estrecha intimidad en que Dios quiere vivir ese amor paternal y maternal con cada uno de nosotros, en la medida en que libremente le dejemos entrar en nuestra alma. Y digo paternal y maternal, porque en Dios se da, en efecto, multiplicado hasta el infinito, todo lo bueno del amor de una madre y de un padre humanos; sin mezcla, además, de ninguna de las limitaciones e imperfecciones que se pueden presentar en el amor humano.
La estrecha intimidad en que Dios quiere vivir ese amor paternal y maternal con cada uno de nosotros, en la medida en que libremente le dejemos entrar en nuestra alma. Y digo paternal y maternal, porque en Dios se da, en efecto, multiplicado hasta el infinito, todo lo bueno del amor de una madre y de un padre humanos; sin mezcla, además, de ninguna de las limitaciones e imperfecciones que se pueden presentar en el amor humano.
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