Así como la savia es el jugo que nutre las plantas, la Oración para el cristiano es el elemento primordial para experimentar una vida en completo desarrollo. Las plantas sin la savia tienden a secarse, el cristiano sin la Oración está seco.
Tan pronto como tu corazón y tu mente se pongan en la presencia de Dios estás orando. Un corazón tocado por la Palabra de Dios termina siendo un corazón orante. No nos quedemos en el dicho tan traído y llevado del ¡Cristiano que no Ora, el diablo lo devora!.
Tan pronto como tu corazón y tu mente se pongan en la presencia de Dios estás orando. Un corazón tocado por la Palabra de Dios termina siendo un corazón orante. No nos quedemos en el dicho tan traído y llevado del ¡Cristiano que no Ora, el diablo lo devora!.
La oración consiste en tratar amorosamente con Dios, hablarle de corazón a corazón, vida a vida. Se trata de abrir el alma con sus más y sus menos a Dios esperando de El misericordia. Sencillamente contarle las cosas como se las contarías a un amigo, a alguien con quien se tiene confianza.
La oración es camino de búsqueda, de encuentro, de peregrinación hacia el "Totalmente Otro", hacia el Dios de la vida. Orar es aprender a vivir, a respirar, a caminar, a marchar por la vida con pasos ligeros. Porque quien ora lleva a Dios consigo y nada teme pues nada le falta.
"Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; y el que busca halla y al que llama se le abre". El que persevera con confianza recibirá imfinitamente más que lo que se atreve a pedir o esperar. No porque lo merezca, sino porque Dios lo ha prometido: recibiréis el ciento por uno.
La oración es camino de búsqueda, de encuentro, de peregrinación hacia el "Totalmente Otro", hacia el Dios de la vida. Orar es aprender a vivir, a respirar, a caminar, a marchar por la vida con pasos ligeros. Porque quien ora lleva a Dios consigo y nada teme pues nada le falta.
"Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; y el que busca halla y al que llama se le abre". El que persevera con confianza recibirá imfinitamente más que lo que se atreve a pedir o esperar. No porque lo merezca, sino porque Dios lo ha prometido: recibiréis el ciento por uno.
Cuando no se ven los frutos con la rapidez deseada, suele presentarse la tentación de abandonar la oración. Esta tentación debe ser rechazada de inmediato por medio de un acto de fe en la promesa divina se cumplirá en su momento. "Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Mirad, el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperándolo con paciencia, mientras caen las lluvias tempranas y tardías. Tened vosotros paciencia, fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca" (San 5,7-8)

Te propongo hoy una Jaculatoria como simple saludo a Dios (frase repetida durante el día muchas veces hasta encontrar el sentido que Dios le da para nuestra vida): Hola Dios
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