Dicen que una cosa es predicar y otra dar trigo. Sabio refrán. Porque evangelizar no es cuestión de palabras. Es cuestión de vida, y sobre todo de vida compartida. Se trata de vivir y de transmitir vida. La vida es el lugar de la evangelización. En ella ha de trasparentarse la vida de ese Dios que es relación de amor. Si donde hay amor allí está Dios, el matrimonio es un "lugar teológico". Un lugar privilegiado donde encontrar al Dios y Padre de Jesús. Claro que, para que lo sea, el matrimonio ha de cuidar su relación y manifestarla de manera transparente. Cuando lo hace, se convierte en una gozada para los buscadores de Dios.En este momento estamos a la espera de neuvo de recoger la cosecha de nuestro amor con el hijo que viene. Este volverá a ser fruto de nuestros desvelos y nuestra entrega constante a nuestros hijos.
Por eso disfrutamos de esas personas quienes tanto bien nos han hecho. Gozar en la fecundidad de vuestra relación de amor, de la que se benefician no sólo nuestros hijos, sino también todos los que están cercanos y tienen ojos para ver y oídos para oír.
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