En distintas religiones encontramos este acto simbólico de la imposición de las manos. Se encuentra con frecuencia en rituales de curación, por lo general dando a entender que el que cura tiene poder. Aparece este gesto desde el Libro del Génesis, cuando Israel bendice a los dos hijos de José, Efraín y Manasés. Y en el Libro de los Números, como signo de consagración de los levitas al servicio de Dios y al designar a Josué como el sucesor de Moisés. Este gesto de imponer las manos es muy frecuente en el Antiguo Testamento, porque deriva su valor y su significado del hacer referencia tanto al poder de Dios como al Espíritu de Dios.
El Nuevo Testamento nos ofrece una notable continuidad. Así, encontramos a Jesús poniendo las manos sobre los niños en señal de bendición. Con frecuencia pone las manos sobre los enfermos para curarlos. Y la Iglesia naciente recibe de Cristo este mismo poder: lo que hizo Jesús, con la plena autoridad que le venia de Dios durante su misión en la tierra, seguirá haciéndolo durante la historia de la Iglesia mediante el ministerio de sus discípulos. Su promesa es clara: “Pondrán sus manos sobre los enfermos y sanarán”.
Los Apóstoles también imponían las manos para transmitir el don del Espíritu Santo en el Bautismo, la Confirmación y para crear ministros al servicio de las diversas comunidades. Así que unas veces se trataba de una invocación y otras de una verdadera consagración.La imposición de manos es central en la liturgia posterior al Vaticano II. Se recoge toda la inquietud existente sobre la acción del Espíritu Santo en los Sacramentos y en los Sacramentales de la Iglesia. Siempre se invoca al Espíritu divino, y siempre se hace presente, tanto si se trata de un Sacramento, de una oración de bendición o de curación.Pocos signos como el de la imposición de las manos tiene un significado tan variado y tan adecuado a las cosas que intentan expresar. Por eso la Iglesia, desde un principio hasta hoy, ha venido usándolo como signo litúrgico. Pensemos en la importancia que tiene en la consagración episcopal y sacerdotal. Siempre será la mano de Dios que sigue obrando prodigios.
Este rito se cumple no sólo al imponer las dos manos sobre la cabeza de una persona. Es también imposición de manos cuando un Sacerdote o un padre de familia bendice; cuando hacemos la señal de la cruz sobre la frente de los niños, con agua bendita o sin ella, etc.
Es importante recordar que un rito no es una acción ordinaria cualquiera. Tiene siempre un significado profundo. Una autoridad civil inicia con un rito de investidura. No se puede hacer de otra manera.Los ritos cristianos expresarán siempre la salvación de Cristo hecha presente por medio de su Espíritu Santo. La imposición de las manos significa la mano extendida de Dios que no abandona a sus criaturas.Tampoco podemos olvidar la importancia del calor humano que va unido a este símbolo tan sugestivo.
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