
Por eso, mi reflexión acerca de la voluntad de Dios hace que, pese a todos las circunstancias, reconozco como cristiano que debo seguir por el camino de la voluntad de Dios. Y ante todo aquello que no es explicable, no es justo o pueda parecer que vaya contra el amor de Dios, debemos los cristianos seguir adelante, mirar más allá y continuar la andadura que Dios tiene para con nosotros y los nuestros.
En muchas ocasiones de nuestra vida es impensable ponerlos a dar razones de algo que ni Cristo en la cruz coronado de espinas pudo entender: la voluntad de Dios.
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes seguir; sobre ti fijaré mis ojos (Salmo 32:8)
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