Reflexión hecha por el Papa Benedicto XVI, en la catequesis del Angelus (31 agosto 2008.)
Queridos hermanos y hermanas: para llevar a pleno cumplimiento la obra de salvación, el Redentor sigue asociando a sí y a su misión a hombres y mujeres dispuestos a tomar la cruz y a seguirle. Como le sucedió a Cristo, también para los cristianos cargar con la cruz no es algo opcional, sino una misión que hay que abrazar por amor. En nuestro mundo actual, en el que parecen dominar las fuerzas que dividen y destruyen, Cristo no deja de proponer a todos su invitación clara: quien quiere ser mi discípulo, reniegue de su egoísmo y lleve conmigo la cruz. Invoquemos la ayuda de la Virgen santa, quien siguió a Jesús por el camino de la cruz en primer lugar y hasta el final. Que ella nos ayude a seguir con decisión al Señor para experimentar ya desde ahora, a pesar de la prueba, la gloria de la resurrección.
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